Nuevamente el Museo La Tertulia me invitó a ser parte de Museo+Escuela y para esta ocasión y como en cada ocasión los retos que van más allá de mis intenciones artísticas me pusieron en aprietos. Esta edición ocurrió justo después del estallido social en Cali, un momento que luego de las consecutivas cuarentenas fue crítico para entender de dónde provienen los alimentos que consumimos y el radical abismo entre productores y consumidores, entre historia y presente, entre infancia, juventudes y derechos humanos.
Durante el semillero docente conocí al profesor Alexander Angulo quien me invitó a acercarme al club de lectura House of the Book de la Biblioteca Pública del Nuevo Latir en el oriente de la ciudad. También me contó cómo algunos de los participantes del club se interesaban en los alimentos y cómo venían leyendo el libro Fogón de Negros de Germán Patiño Ossa. Al descubrir este libro del territorio comenzaron a emerger ancestros y sabores antiguos quizás hoy desaparecidos en su totalidad. Me maravillé al conocer a este grupo y decidí comenzar esta exploración para continuar entendiendo los procesos de vida ligados a los alimentos. Mientras me encontraba en esta exploración conocí también a Alexander Almerí, cocinero peruano afincado en Colombia hace más de 15 años. Alex Almeri con su profunda sapiensa de los territorios y saberes ancestrales colombianos aceptó una invitación para inspirar a los participantes del grupo y así fue como iniciamos esta colaboración.
Derivamos por la Galería Santa Elena en busca de las frutas típicas de la región y de las frutas no tan comunes. Esta búsqueda estuvo motivada como una reacción ante la homogenización de los sabores impuestos por los supermercados y la inmediatez ¿Y qué si volvemos a la plaza de mercado a probar y preguntar de dónde vienen las cosas?
De niña y adolescente amaba hacer comitivas, así que esta es otra oportunidad de abrazar las infancias y las juventudes a través de la experiencia de los sentidos.





